mayo 29, 2009

mayo 27, 2009

Érase una vez

Princesa mía, de mis ojos soñados
hoy se acabaron las historias coquetas,
es el tiempo del cemento, del concreto,
de las vacas hamburguesadas

Princesa mía, se agotaron los unicornios
y hoy los duendes desayunan sus bostezos
y las hadas se matriculan en pederastia
allí donde un perro ladra valsecitos deformados

Princesa mía, de mis dientes rabiosos
ya duermes tu sueño de pasta base
y tus braguitas húmedas se relamen
imaginando potros desbocados

Princesa mía, de mi hígado caduco
ya viene tu príncipe morado
con su aliento a conejitos mal digeridos
a despertarte con su beso de ciudad podrida, pasada de noches.

mayo 26, 2009

El encargo

En el caso más importante de su carrera, el detective Ernst Flandes no escatimó energías en recorrer los rincones más importantes de la gran esfera. En Europa intercambió algunas palabras con algunos ancianos que parecían más preocupados por sus vacaciones en Japón y Tailandia que por las preguntas del detective. En Japón, un hombrecito humilde lo atendió con amabilidad, le mostró su casa y no dejó de sonreír ni un sólo segundo. En China fue arduro correr detras de cientos de personas que emitían escuetas palabras mientras trabajaban. En Brasil se enamoró de una mulata y bailó samba durante diez días seguidos. En Estados Unidos se compró un mustang color verde y fue tentado por un domador de plantas salvajes para poner un vivero en Polula, Texas. Llegando a la India conversó con una niña que era conocida como la mejor imitadora de un turista alemán. En Senegal, un viejo brujo habló durante horas en olof y le dijo que nada importaba: siempre volveríamos a encontrarnos en África. Por fin, de regreso a Italia, el magnate Rocco Abatantuono esperó ansioso la llegada del detective. Ernst observó al hombre y le dijo: Es difícil, pero sospecho que la felicidad es una fiesta ambulante.

mayo 21, 2009

Último adiós a mamá

La velamos discretamente, suficientes ceremonias había tenido en su vida. No me sorprendió la ausencia de lágrimas. Algunos miraban su cuerpo tieso, la piel lechosa casi sin arrugas, como si todavía ejerciera ese implacable poder que en vida le granjeó pocos admiradores. Fue sorpresivo, eso sí, el escueto discurso de Padre. Su rostro no mostraba la gratitud esperada, más bien todo lo contrario. Poco a poco, los más extraños fueron desapareciendo. Por último, una desconocida anciana le dio un beso en la frente y entonces sucedió. Había desordenado el tocado especial, exigido por la difunta para lucir desde el sarcófago. Un mechón acechaba sus labios coquetos y no tardamos en descubrirlo. Al rato estábamos riendo a pierna suelta: por primera vez perdía el riguroso tono de su estética.
Antes de cerrar el cajón nos lanzamos sobre ella para terminar de arreglarla como se merecía.

mayo 19, 2009

La grieta

La visita del tío Eduardo era el momento más importante del año. Hasta la casa parecía alegrarse. Alguna vez llegué a pensar que nos sonreía: apenas leíamos el telegrama un aire tibio recorría las habitaciones y la luz entraba con más fuerza por las viejas persianas que daban al sendero de los pinos. Aunque sin dudas el mejor motivo de su llegada era el esperado cambio de humor en nuestros padres. Con mis hermanos, la alegría de su llegada era proporcional al vacío que nos devoraba cuando lo veíamos irse con su paso lento sobre el caminito de piedras que desaparece en la esquina del sauce. El tío Eduardo no traía regalos sino historias, con eso nos bastaba. Sentado en el sofá de papá, hablaba sin parar durante días; nosotros lo escuchábamos en silencio, dejando en el aire un respeto casi servil.
Agazapados a la ventana lo vimos llegar, con los primeros días de calor a sus espaldas. No caminaba como siempre, aunque no supe definir qué había cambiado. Nos saludó sin demasiadas efusiones y, para sorpresa nuestra, tenía un regalo para cada uno de nosotros. Hubo un silencio incómodo. Más tarde el tío Eduardo pidió una cerveza, se sentó en el sofá de papá y prendió el televisor. Cuando se fue, una semana después, su paso parecía ansioso. Viéndolo alejarse por el caminito de piedras sentí que algo se rompía en la tarde. En ese momento no lo sospechaba, pero es probable que aquél haya sido mi último día de infancia.

mayo 15, 2009

Después de la tormenta

En sus ojos aún se podía ver el rostro del viento. La tormenta había destrozado la humilde casa de madera y daba pena ver a toda la familia recoger los escombros, arrastrar las piernas más por el peso de la desgracia que por un verdadero agotamiento físico. Los niños ayudaban a la par de sus mayores. La abuela calentaba agua en un fuego improvisado. Hacia el atardecer descansaron: una ronda apretada, arropados con mantas sucias, frente al tibio calor de las brasas. Fue entonces cuando reuní coraje y hablé: estas tierras son del estado... no pueden vivir aquí, muy pronto construirán una autopista. El hombre me observó sin decir palabra, miró uno a uno a los suyos y sonrió. Poco a poco, la sonrisa dio paso a una risa tímida. Más tarde fue la abuela quien empezó a reír, luego la esposa y los niños. Las risas se hicieron carcajadas y no pude evitar el contagio. Nos reímos sin parar, tirados por el suelo, buscando la respiración, tentados ante el mínimo gesto. Fue lindo observarlos de esa manera, juntos, abrazados, protegidos por sus mantas, riendo con ganas. Después de todo me sentí aliviado: se lo habían tomado tan bien.

mayo 13, 2009

La conquista

Bitácora del capitan. Año 4035.

Hoy hemos desembarcado en una región que podría ser la antigua España. El recibimiento fue cauto, aunque los autóctonos se mostraron amables y las ofrendas sobrepasaron mis expectativas. No obstante hablar un idioma rudimentario, pudimos entendernos. Este nuevo escenario, en una primera sensación, parece ser ideal para organizar las futuras colonias. Por lo demás, esperamos que los autóctonos puedan comprender nuestra misión a pesar de la evidente brecha cultural. Sus costumbres son precarias, aunque soy optimista: con el tiempo asimilarán ciertas nociones básicas. Sé con exactitud la misión que me fue encomendada y por el momento no veo necesidad de ejecutar medidas más drásticas. La barbarie chocará por fuerza contra la civilización y soy reticente del plan Exterminio, que defienden algunos colegas con tanto ahínco. Hoy he visto la esfera solar como un inmejorable augurio. Por fin hemos encontrado el Nuevo Mundo, la tierra de las oportunidades me deslumbra cada día con esta luz ancestral.

mayo 11, 2009

El peregrino

Dejó las gafas sobre el escritorio y se sentó al borde de la cama. Pudo ver su rostro en el pequeño espejo que colgaba de la puerta. Recordó cuando una por una contaba sus canas. La habitación no había cambiado: todavía estaba la cama de algarrobo, también la colección de mariposas disecadas. Sus huesos crujieron cuando se recostó. Un mapa con países de humedad había devorado el techo. Comprobó que el reloj de la pared seguía funcionando. Aunque le hubiera gustado recorrer la casa entera, prefirió cerrar los ojos y descansar. Escuchó las agujas del reloj con una nitidez sorprendente. El tiempo se detuvo sólo una milésima de segundo y luego continuó su viaje.

mayo 08, 2009

Especial

Llega a su casa después de una noche agitada. Dobla la capa y la guarda en el cajón, junto al antifás. Se saca las botas, cepilla sus dientes y observa su rostro en el espejo. ¡Qué vida esta, Dios mío, qué vida! Dijo en un murmullo para no desperta a su esposa.

mayo 07, 2009

KO

Sentado en el rincón respira su sangre. Apenas puede abrir los ojos. El entrenador le dice que aguante dos rounds más, que ya tiene la pelea ganada. Hay luces, gritos, hombres que relatan lo que él está sintiendo en ese momento. Suena la campana y su alma sale como un huracán, lástima que el cuerpo se haya quedado clavado en el banquito.

mayo 05, 2009

Crónica urbana

Primicia.
Blancanieves denuncia a varios de los enanitos por presunta violación. El príncipe, consternado, se toma revancha por sus propios medios.

Crónica policial I

Chacarita. El jueves por la madrugada fueron encontrados dos payasos muertos. Según fuentes de la fiscalía, el motivo aparente podría ser otro ataque de risa, aunque en esta oportunidad, se presentan algunas incongruencias en los rictus faciales. Es difícil concluir si fue de risa o de llanto. Consultados los familiares de las víctimas, ambos payasos no hacían reir a nadie desde abril del año pasado.