Trabajaba doce horas sin parar. Salía del trabajo y pasaba a recoger a los niños. Luego entraba en el banco, hacía una cola de kilómetros. Más tarde conducía por una avenida atestada de coches mientras los niños le gritaban al oído. Llegaba a casa, discutía con su esposa. Comían apurados para ver un programa de tv. Volvían a discutir. Ya en la cama se reconciliaban. Su mujer quería sexo y él dudaba. Con terror se daba cuenta que no tenía pene. Se despertó de un grito y ya el científico estaba a su lado, tranquilo, tranquilo, le decía, mientras acariciaba el áspero y frío metal de su cabeza.
julio 08, 2008
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5 comentarios:
Cómo estamos hoy señor Z...
Muy interesante su micro. Qué susto, por un moemnto creí que era un robot de carne y hueso igualito a cualquiera de nosotros...
;)
musa
Gracias, Musa.
Pero ¿nadie le habló a este robot del Caribe?
nadie le habló a este robot de las prótesis?
ja ja... este son los tipos de cuentitos que me hacen cagar de risa.
bsos
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