Sentado en el catre observa la piecita. Vivo en una pensión que es un poco más vieja que yo, se lamenta, y los recuerdos llegan en malón. El temor de la primera noche, las ilusiones de la gran ciudad, los chirridos del catre y una joven señorita que se ríe. No quiere mirar el espejo. Levanta la mano y empuña un arma casi tan vieja como él. Una repentina mueca se apodera de su rostro. Mierda, dice, hace mucho que gatillé.
junio 24, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Me gusta, Z. Y me alegra que hayas vuelto a los courts después de tu lesión.
Bienvenido Z!!! Hay un tema recurrente con el suicidio el gatillo y eso. Uno de mis primeros microrelatos tiene eso y el de la chilena el otro día tambien.
En otras parabras, estoy marcando tendencia.
en qué se parece un gatillo a un perrillo?
(rumptumptump pst)
(la chilena
ke es eso de la chilena
para mí eso era una acrobatica jugada de futbol)
Querido to+, cuando vos aprendías a decir mamá yo pensaba, escribía (en algunos momentos estuve a punto de hacerlos realidad) cuentos sobre el tema en cuestión.
Ya lo tengo:
Un gallego entra a un banco con un pequeño gato en la mano izquierda. Se acerca a la ventanilla y en tono amenazante le dice al cajero "arriba las manos o aprieto el gatillo"
:)
Me olvidaba: excelente post.
;)
Publicar un comentario